jueves, 15 de marzo de 2012

Hombre preso que mira a su hijo




Cuando era como vos me enseñaron los viejos

y también las maestras bondadosas y miopes

que libertad o muerte era una redundancia,

a quién se le ocurría en un país

donde los presidentes andaban sin capanga.

Que la Patria o la tumba era otro pleonasmo

ya que la Patria funcionaba bien;

en las canchas y en los pastoreos.



Realmente, Botija, no sabían un corno,

pobrecitos creían que "libertad"

era tan sólo una palabra aguda

que muerte, era tan sólo grave o llana,

que cárceles, por suerte una palabra esdrújula

olvidaban poner el acento en el hombre.




La culpa no era exactamente de ellos,

sino de otros más duros y siniestros

y estos sí, como nos ensartaron

en la limpia república verbal y cómo idealizaron

la vidurria de vaca y estancieros

y cómo nos vendieron un ejército

que tomaba su mate en los cuarteles.




Uno no siempre hace lo que quiere

uno no siempre puede, por eso estoy aquí,

mirándote y echándote de menos.

Por eso es que no puedo despeinarte el coco,

ni ayudarte con la tabla del nueve

y acribillarte a pelotazos.




Vos sabes bien que tuve que elegir

otros juegos y que los jugué en serio.

Y jugué, por ejemplo, a los ladrones

y los ladrones eran policías

y jugué, por ejemplo, a la escondida

si te descubrían te mataban

y jugué a la mancha y era de sangre.




Botija, aunque tengas pocos años,

creo que hay que decirte la verdad

para que no la olvides, por eso

no te oculto que me dieron picana

que casi me revientan los riñones.

Todas estas llagas, hinchazones y heridas

que tus ojos redondos miran hipnotizados

son durísimos golpes, son botas en la cara

demasiado dolor para que te lo oculte,

demasiado suplicio para que se me borre.




Pero también es bueno que conozcas

que tu viejo calló o puteó como un loco

que es una linda forma de callar

que tu viejo olvidó todos los números,

por eso no podría ayudarte en las tablas

y por lo tanto olvidé todos los teléfonos

y las calles y el color de los ojos,

y los cabellos y las cicatrices

y en qué esquina y en qué bar,

qué parada, qué casa.




Y acordarme de ti,

de tu carita me ayudaba a callar,

una cosa es morirse de dolor

y otra cosa morirse de vergüenza.



Por eso ahora, me podés preguntar

y sobre todo puedo yo responder.

Uno no siempre hace lo que quiere

pero tiene el derecho

de no hacer lo que no quiere.

Llora no más, Botija,

son macanas que los hombres no lloran,

aquí lloramos todos,

gritamos, chillamos, moqueamos, berreamos,

maldecimos, porque es mejor llorar que traicionar,

porque es mejor llorar que traicionarse,

llorar, pero no olvidés.

                                                                                                                

                                                                                             Mario Benedetti

sábado, 10 de marzo de 2012

Los límites son propios del proyecto estratégico neodesarrollista que el kirchnerismo impulsa, ahora en un marco internacional menos favorable


x Mariano Féliz  

En la apertura número 130 de las sesiones del Congreso Nacional, la presidenta Cristina Fernández pretendió hacer una balance objetivo sin “… soberbia” presentando “simplemente los números y los datos de la realidad”. A través de una catarata de “datos duros” pretendió mostrar cómo todo es mejor, todo es más, todo es superior. Los problemas irresueltos son, claro está, producto de la pesada herencia de los gobiernos anteriores; no ya del suyo propio o el de Néstor Kirchner (quienes gobernaron los últimos 8 años) sino del gobierno de la Alianza o anteriores. En el caso de los ferrocarriles, se atrevió a señalar que la responsabilidad por la actual situación proviene del Plan Larkin… de los años 60 ! Luego de más de 3 horas de un discurso plagado de imprecisiones conceptuales, simplificaciones, chicanas y golpes bajos, si algo quedó en claro es que lo que sigue para los próximos años será más de lo mismo con sintonía fina.
BODEN 2012. Unos de los puntos señalados en más oportunidades fue que este año se pagará la última cuota del BODEN 2012. Estos son los bonos emitidos por el Estado en 2002 para que toda la población absorbiera el costo de la salida de la Convertibilidad. La presidenta remarcó varias veces todas las cosas que le hubiera gustado hacer con esos recursos. Sin embargo, decir que en los últimos 8 años se pagaron más de 19641 millones de dólares, no exime del hecho concreto de que el kirchnerismo forzó al conjunto del pueblo trabajador a pagar aquello que los bancos (privados y estatales) deberían haber devuelto. Esos bancos que desde 2003 han ganado miles de millones de dólares y siguen teniendo elevadas exenciones impositivas en sus ganancias financieras. ¿No es tiempo de gravar adecuadamente las ganancias financieras que provienen fundamentalmente de la especulación y el poder de mercado? La reforma de fondo a la legislación financiera (que en la actualidad combina resabios de la dictadura y del menemismo) para quitarle poder a los bancos, terminar con la concentración y condiciones usurarias para acceder al crédito, son acciones arto postergadas que -a juzgar por los dichos de la presidenta- seguirán esperando el sueño de los justos. La propuesta de reforma a la Carta Orgánica del Banco Central -con todos sus puntos positivos- es una medida totalmente insuficiente.
PETROLEO. La presidenta señaló que en la última década la producción de hidrocarburos se ha reducido sistemáticamente, llevando a un déficit multimillonario en el comercio de combustibles. Lo que no dijo, tal vez por obvio, es que fue durante su presidencia y la de Néstor Kirchner que esto sucedió. Nuevamente remitir a los noventa, a la privatización/desnacionalización de YPF (que -aunque la presidenta no lo recordó- los Kirchner apoyaron) y la provincialización de los recursos del subsuelo, no exime de responsabilidades a la fuerza política en el gobierno nacional durante casi una década. El kirchnerismo se convierte cada vez más en su propia pesada herencia. Ni que decir del pobre papel que ENARSA ha tenido en ese proceso. ¿Será hora de revisar el marco constitucional que descentralizó el control sobre los recursos del subsuelo, en el marco del proceso neoliberal de destrucción del Estado? ¿Será hora de pensar una estrategia energética integral que tome en cuenta tanto la producción de energía, en sus diferentes modalidades, como el uso racional de la misma? ¿Será hora de revisar todo el proceso de privatizaciones en el sistema de producción, transporte y distribución de energía?
FERROCARRILES. El discurso de Cristina Fernández remarcó el volumen de inversiones en el sistema ferroviario realizado durante la última década y señaló que en “2003 se estableció como política de Estado la reconstrucción del sistema ferroviario nacional”. La paradoja que surge es que en su discurso de pocos días antes proponía como una novedad “tenemos que volver a tener un sistema de ferrocarriles en la República Argentina”. La pregunta obligada es: ¿qué han estado haciendo desde 2003? ¿Qué pasó con la reconstrucción del sistema? ¿El SUBE es el punto más alto del “nuevo sistema de transporte ferroviario”? La respuesta es casi obvia a la luz de lo ocurrido en los últimos días: subsidiando a través de inversiones y recursos directos un modelo ferroviario -en el marco de un sistema de transporte de pasajeros y cargas- completamente inadecuado para las necesidades del pueblo. En sintonía con la línea argumentativa de la presidenta, ¿cuánto podría haberse hecho con los miles de millones de dólares en subsidios e inversiones dilapidados en 8 años en sostener ese sistema? El problema no era simplemente invertir más (en su discurso la presidenta vuelve a cargar las tintas sobre los BODEN 2012) sino invertir mejor, en el marco de un programa estratégico de cambio estructural, hoy totalmente ausente.
DOCENTES. La sintonía fina fue uno de los ejes del discurso. En lo que hace a los trabajadores y trabajadoras ello se expresó en la frase “creo que sinceramente de corazón han quedado atrapados en una lógica que era la lógica de otro país”, dirigida a los/as docentes pero extensible al conjunto del pueblo trabajador. En un cinismo absoluto, refirió a la Carpa Blanca como si la lucha docente por la educación pública se condensara en ese sólo momento: los trabajadores/as docentes han históricamente dado una lucha sin pausa por la educación de nuestros pibes. La presidenta señaló -en un vano intento de deslegitimar las demandas docentes- que el pedido de salarios iniciales por encima de los 3000 mil pesos es un reclamo excesivo. Se nota que “no sabe” que la canasta familiar supera hoy los 6000 pesos. Se nota que no sabe que los legisladores de su fuerza política duplicaron sus salarios, cobrando hoy en día más de 30 mil pesos por mes y que sus funcionarios cobran sueldos aún mayores. Por otra parte, las afirmaciones respecto a la tarea docente da cuenta de una ignorancia supina sobre la realidad del esfuerzo que estos/as hacen día a día para sacar la escuela pública adelante. Además, decir que el problema salarial docente es de las provincias simplemente significa reconocer que su gobierno no ha hecho nada en 8 años para desmontar el proyecto neoliberal en la educación, que tuvo como uno de sus puntos básicos la descentralización educativa y que se expresa en el creciente avance de las escuelas privadas sobre las públicas (proceso que se ha profundizado durante el kirchnerismo).
JUBILADOS/AS. Al hablar de los/as jubilados/as, la presidenta tomó como un punto fuerte el que 80% de los/as mismos/as estén cobrando la jubilación o pensión mínima. ¿Le parece digno de celebrar? A pesar de los aumentos de los últimos años, las pensiones y jubilaciones mínimas se encuentran por debajo de la línea de la pobreza (media según la verdadera inflación). Por otra parte, si bien hoy 95% de las personas en edad de jubilarse tienen alguna prestación (un gran logro, sin dudas) qué pasará en los próximos años con tasas de informalidad laboral que rondan el 50% en el conjunto de los/as asalariados del sector privado, y niveles mayores entre quienes son cuentapropistas. Las bondades de la re-estatización del sistema de seguridad social son limitadas si se mantienen sus restricciones estructurales: la rebaja de aportes patronales de los años noventa y la precarización sistémica de las relaciones laborales. Precarización a la cual el propio Estado aporta en su rol de empleador: como muestra se puede mencionar que en el propio Ministerio de Trabajo de la Nación existen un 70% de trabajadoras y trabajadores que no están en planta permanente.
El discurso fue extenso y mucho más puede decirse y analizarse. Podría uno preguntarse por qué no se pretende avanzar en una reforma integral del sistema financiero y aparentemente se mantendrá la “autonomía” del Banco Central. Podríamos profundizar sobre las afirmaciones respecto a las características del modelo de desarrollo, de la señalada re-industrialización y la estrategia minera. Podríamos pensar porque ya no se habla más del fifty-fiftypero sí del coeficiente de Gini para medir la desigualdad. Eso quedará para otra vez. Por ahora, cerramos esta nota señalando que no siempre más es mejor, ni mucho es bueno. Que una catarata de números o frases altisonantes no hacen una estadista, ni algunas anécdotas (pautadas en el discurso) dan cuenta de un interés real en los problemas concretos del pueblo. Hoy más que nunca queda claro que los límites del gobierno kirchnerista no provienen de la falta de apoyo electoral, ni vendrán del Congreso o los gobernadores (mayoritariamente alineados con el gobierno nacional). Los límites son propios del proyecto estratégico neodesarrollista que el kirchnerismo impulsa, ahora en un marco internacional menos favorable.
* Economista, miembro del Centro de Estudios para el Cambio Social
www.marcha.org.ar / La Haine

miércoles, 7 de marzo de 2012

El aborto en el túnel del tiempo


José Ángel Lozoya Gómez
Miembro del Foro  y de la Red de Hombres por la Igualdad
A finales de 1978, en Valencia, una amiga me contó que pertenecía a un grupo que hacia abortos clandestinos para luchar por su legalización y me pidió prestado el piso para hacer los que tenían concertados para esa tarde. Accedí porque no encontré ningún motivo para negarme, sin imaginar que ese acto de solidaridad me iba a cambiar la vida.
Esa tarde conocí a un grupo de mujeres valencianas, andaluzas y gallegas, asustadas y dispuestas a enfrentarse a lo desconocido con tal de interrumpir un embarazo no deseado para retomar una vida que se había visto absolutamente alterada por la noticia de su gestación.
 Las chicas que practicaban los abortos, sorprendidas por mi habilidad para ayudar a estar relajadas a las mujeres que esperaban turno para ser intervenidas, me ofrecieron ver un aborto y me propusieron integrarme en su grupo, a lo que accedí porque planteaban una batalla para ampliar las libertades en la que valía la pena participar.
En el largo año que duró mi experiencia, interrumpida en Sevilla por la policía, que acabo en juicio, condena e indulto, conocí a más de mil mujeres de todas las edades, ideologías, nivel económico o cultural, y provincias españolas.
La mayoría confesaba estar en contra del aborto hasta que su embarazo venciera sus resistencias, cada mujer tenía unos motivos para abortar, pero siempre eran lo bastante poderosos como para que cada una de ellas estuviera dispuesta a arriesgar su libertad y su vida. Podían ser condenadas con seis años de cárcel y la imagen que tenían del aborto clandestino era realmente truculenta.
Unas abortaban porque no querían ser madres en ese momento y otras porque no “podían” serlo. Estas últimas hubieran llevado a término sus embarazos de contar con el respaldo necesario. Social o de sus parejas.
Recién legalizada la anticoncepción su uso era aún minoritario, en casi todas las familias había algún hijo del doctor Ogino  y la manida promesa masculina del “confía en mí cariño que yo controlo” demostraba ser de una fiabilidad muy limitada.
La práctica totalidad de los embarazos eran el resultado de eyaculaciones irresponsables en relaciones sexuales físicamente satisfactorias para los hombres y solo ocasionalmente para las mujeres, que no obstante siempre cargaban con las consecuencias. Esta constatación nos llevo a defender la difusión y uso de la anticoncepción y promover una educación sexual igualitaria que cuestionase el modelo sexual dominante.
Una educación sexual que me llevo a cuestionar la pobreza de la sexualidad masculina, que oscila entre el placer y el dar la talla, y esta a cuestionar los modelos masculinos tradicionales, es decir el machismo y sus manifestaciones.
A principios de los años 80, en una reunión de clínicas de abortos estimábamos en unos cien mil el número de los que se practicaban en España (la Fiscalía hablaba de 300.000) una cantidad que ha ido saliendo a la luz con la legalidad y creciendo al ritmo de la población. La legalización disipó las tinieblas de la clandestinidad, el riesgo para la salud de las mujeres y la indefensión de quienes los practican, pero no ha logrado un descenso significativo de los mismos porque no se ha avanzado nada en la educación sexual.
Hoy, cuando parecía que las mujeres habían consolidado su derecho al voto, el acceso a la educación, al mercado de trabajo y al control de la natalidad, la victoria del PP nos recuerda que todas las conquistas son reversibles, y en el caso del aborto nos obliga a desempolvar viejos argumentos: que la legalización no recomienda ni obliga, que el derecho de los fecundadores a opinar no puede prevalecer sobre el de las embarazadas, que si los hombres parieran el aborto sería legal, que se cuestiona la capacidad de decisión de las mujeres porque se las quiere mantener a ellas y a sus cuerpos bajo control, que si ellas son las que pueden parir ellas suyo es el derecho a decidir.
Indigna que se opongan al aborto las mismas personas que se oponen a la educación sexual, al control de la natalidad, a los servicios sociales y las que exigen a las mujeres anteponer el cuidado de sus hijos o familiares dependientes a su desarrollo personal en lugar de exigir a sus parejas corresponsabilidad en lo Doméstico.
Gallardón promete que ninguna mujer ira a la cárcel por abortar, lo mismo que decía el PSOE de principios de los 80, pero entonces eso significaba un avance y hoy es un serio retroceso.